EL TRIENIO CONSTITUCIONAL (1820-1823).

    A comienzos del año 1820 se había creado un clima de desconfianza en contra de Fernando VII. A la creación de este clima había contribuido:

    a) El ambiente de crisis política, acentuada desde los cambios ministeriales de 1818.

    b) Las conspiraciones militares, como las de Lacy y Milán del Bosch en Cataluña.

    c) El desastre económico y la ineptitud hacendística.

 Revolución.

    El 1 de enero de 1820 Rafael de Riego se subleva en Cabezas de San Juan (Sevilla), proclama la Constitución de 1812 e intenta reunir bajo el espíritu de su causa a los oficiales y soldados del ejército expedicionario (reticentes a abandonar sus cuarteles en Cádiz por los sangrientos campos de batalla de Venezuela y Nueva Granada; así como la actividad conspiradora de las logias masónicas que habían proliferado tanto en el ejército como en la ciudad de Cádiz.

    El pronunciamiento se extendió rápidamente a otras provincias: Zaragoza, Barcelona, Pamplona.

    El rey, angustiado por conservar el trono anuncia el 7 de mayo que aceptaría la constitución.

 

 Los gobiernos del trienio.

    El primer gobierno liberal, formado a base de los ex condenados de 1815, el llamado "gobierno de los presidiarios" estaba compuesto por Pérez de Castro (Estado), Agustín Argüelles (gobernación); Canga Argüelles (Hacienda), García Herrero (Gracia y Justicia), Porcet (Ultramar), Jabat (marina) y el Marqués de las Amarillas como único hombre de confianza del rey.

    Los liberales se escinden en dos grupos: por una parte los moderados y por otra los radicales o exaltados.

    El gobierno moderado (prisionero desde la izquierda por los radicales y la violencia callejera y desde la derecha por las intrigas del rey) se tambaleará de crisis en crisis.

    El marqués de las Amarillas, contrarrevolucionario, disuelve el ejército de la Isla el 4 de agosto de 1820. Este era el ejército que había iniciado la revolución.

    Con la apertura de las cortes y el juramento de Fernando VII (9 de julio de 1820) se inicia el periodo de monarquía constitucional.

    Las Cortes con una composición predominantemente moderada va a dar lugar a una progresiva radicalización de las posturas. Los más revolucionarios serán marginados de la política y se refugiarán en las sociedades patrióticas y en las organizaciones secretas.

    En agosto de 1820 Riego va a ser políticamente eliminado, al ser  desterrado a Oviedo bajo la acusación de sublevación republicana.

    Por fin, el 1 de Mayo de 1821 se nombra un nuevo gobierno, del que Eusebio Barjardí, ministro de Estado es la figura más representativa.

    El ministro de gobernación de este segundo gobierno, Feliú, nombra jefe político de Madrid a D. Francisco Copons y Navía. Este no sólo pactó con los líderes de las tertulias patrióticas, sino que en agosto de 1821 divulgó una circular reservada en la que el gobierno daba instrucciones políticas para que intervinieran en las próximas elecciones (hecho que puede considerarse como el acta de nacimiento del caciquismo y la corrupción electoral según anota GIL DE NOVALES.

 Ante hechos de tal magnitud, un elemento simbólico volvía a convertirse en detonante: Riego, acusado de una nueva conspiración sin fundamento alguno será destituido de la capitanía General de Aragón.

    La batalla de las Platerías, el 18 de septiembre de 1821, será el hecho más importante de la agitación popular que se registrará en distintas capitales y que cristalizará con el tercer gobierno, éste de corte más moderado en torno a Martínez de la Rosa.

 

 La Contrarrevolución (30 de junio al 7 de julio).

    Fracasa la conspiración apoyada por el rey para derrocar la experiencia liberal. La sublevación partió de los batallones de la Guardia Real, los cuales, tras haberse refugiado en el Pardo, iniciaron su avance hacia Madrid. La fuerza de la defensa popular, incluso dando origen a un primer grito de "no pasarán". La desunión e improvisación de los sublevados explica su derrota. Únicamente el ayuntamiento y la Milicia Nacional habían permanecido con el pueblo. El 7 de julio significaba el final de una larga etapa que se había iniciado con la monarquía constitucional. La contrarrevolución comprenderá a partir de entonces la necesidad de recurrir a las potencias europeas ante su propio fracaso.

    Los siguientes gobiernos del trienio marcan un giro definitivo hacia la izquierda exaltada.

    El general Evaristo San Miguel será la cabeza política del cuarto gobierno, que se forma en agosto de 1822.

    Este gobierno permanecerá hasta la intervención francesa (CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS). Florez Estrada y Torrijos son los nombres más representativos de quinto gobierno (un motín que favoreció claramente al absolutismo).

    La ocupación del territorio por un ejército francés que no encontró más resistencia que la de Mina en Cataluña tuvo lugar el 7 de abril de 1823.

 

La regencia de Urgel.

    Es el nombre que se dio a la regencia española creada el 15 de agosto de 1822. A lo largo de la primavera de 1822 se activa la guerrilla en Cataluña. El 21 de junio conquistaron la plaza fuerte de Urgel. Allí se nombró una regencia, cuyos tres miembros son: Mataflorida, que actúa como jefe político y que parece tener el consentimiento verbal de Fernando VII; el barón de Eroles, jefe militar, y Don Jaime Creus, arzobispo de Tarragona. En el manifiesto que dirigen al país el 15 de agosto de 1822 convocan a un gran movimiento para rescatar al rey de manos de los liberales.

    La regencia reúne un contingente armado de cerca de 13000 hombres, pero faltaban mandos para encuadrar a la tropa. Las operaciones militares alcanzan su punto culminante en septiembre. Los realistas se encuentran desde Navarra a Gerona. El capitán general de Cataluña Espoz y Mina emprende una fuerte ofensiva que se prolonga tres meses, hasta febrero de 1823, que conquista la plaza fuerte.

    La regencia explica su derrota por la falta de medios económicos, falta de una insurrección masiva, falta de mandos militares y falta de cooperación francesa.

 

Política desarrollada

   La cuestión eclesiástica en el trienio constitucional.

    Las primeras medidas legislativas crearon un ambiente de enfrentamiento entre el estado liberal y la Iglesia conservadora.

    La Real Orden del 26 de abril de 1820 ordenaba a los párrocos que desde el púlpito explicaran a los feligreses la Constitución los domingos y los días festivos. Esto provocó las protestas de curas y obispos.

    El 15 de agosto de 1820 se decreta la expulsión de los jesuitas.

    El 1 de octubre de 1820 se decretaba la supresión de monasterios y la reforma de las órdenes regulares. Los únicos monasterios que continuaron fueron lo que tenían importancia histórica o de celebridad y aquellos cuyos monjes no podían convertirse en sacerdotes regulares, ya fuese por edad o por enfermedad.

    Se ordena la venta de propiedades religiosas en beneficio del erario.

    El 9 de marzo de 1820 se decreta la abolición de la Inquisición.

    En este periodo destaca la ruptura de Roma con el estado liberal a causa de las medidas legislativas aprobadas.

    El estado liberal se encuentra también con el primer anticlericalismo violento en la historia de España. Se saquean conventos, se asesina a frailes debido a los resentimientos por derechos jurisdiccionales. Por otra parte los radicales incitan al pueblo a levantarse contra el clero mediante panfletos y hojas volanderas. Los radicales dicen que el clero ha vivido siempre de las masas, gravando impuestos señoriales. El pueblo ya no recibe tantas obras de caridad del clero, ya que el estado liberal destruyó el contrato social que había protegido a la Iglesia durante los siglos anteriores. La Iglesia está arruinada con las desamortizaciones.

 Contra el régimen feudal.

    La supresión de las trabas feudales que todavía pesaban sobre la estructura de la propiedad y de la tierra (señoríos y vinculaciones, mayorazgos y manos muertas, y derechos señoriales como era el caso del diezmo y otras prestaciones y obligaciones). El régimen feudal obstruía la explotación de los baldíos, la adopción de nuevas técnicas de cultivo que permitirán una mayor productividad y en consecuencia un mayor nivel de vida y de la renta per cápita del campesinado, condición precisa para una mayor demanda de bienes de consumo y factor primordial para el arranque de la industria textil y siderúrgica contemporánea. Impedían en definitiva la modernización del país y la articulación de su mercado interno.

    Por eso se promulgaron decretos y leyes sobre la supresión de vinculaciones y mayorazgos, abolición de los señoríos, nacionalización de los bienes inmuebles de los conventos... es decir, se pusieron en práctica las leyes desamortizadoras, lo que significaba la posibilidad de vender en pública subasta los llamados bienes nacionales.

    La primera medida iba acompañada de mecanismos de tipo fiscal y arancelario como la rebaja a la mitad del diezmo (el diezmo fue en sus orígenes un tributo eclesiástico que sería acaparado por la Hacienda Real en virtud de los desequilibrios hacendísticos del XVII y que venía a significar una décima parte del volumen total de la cosecha),  la prohibición de importar granos panificables en tanto los nacionales no excedieran los precios máximos. Con ello se pretendía proteger la agricultura nacional, reducir los costos de producción e incentivar la explotación de nuevas áreas de cultivo, permitiendo a corto plazo el abastecimiento del país con granos nacionales. Era un paso decisivo de enorme importancia y trascendencia para lograr la articulación del mercado interno.

 Hacienda en el trienio constitucional.

    El trienio se va a preocupar pos la cuantiosa deuda interna y externa. Las guerras del siglo XVIII, así como la guerra contra Napoleón entre 1808-1812 le iba a producir al país un sinnúmero de destrozos (cosechas, ganados, puentes, carreteras...) Países como Inglaterra, Holanda, EE.UU. ayudan a España con empréstitos.

    ¿ A través de que mecanismos podían amortizarse el cuantioso volumen de la deuda? Fundamentalmente a través de la desamortización y de una reorganización del sistema feudal.

    La presión fiscal se hizo notoria en el sector agrícola sobre todo, ya que era  la parte de la población que vivía en situación precaria. Esto provoca la agitación antiliberal en los campos españoles desde fines de 1821 hasta 1823.

    Por otra parte el pueblo está harto de esperar una aplicación decidida de las leyes antifeudales.