Las invasiones

Los hunos eran un pueblo que venía de las estepas euroasiáticas buscando mejores tierras en las que establecerse. En este desplazamiento hacia el oeste atacaron a los alanos situados entre el Volga y el Don, a los ostrogodos (375), junto al Dniéper, a los visigodos (376) en el Dniéster y llegaron al Danubio en 432. En 451, al mando de su jefe Atila, deciden adentrarse en la Galia donde son derrotados en los Campos Cataláunicos.

Los visigodos, procedentes del norte de Europa, se establecieron en las costas del mar Negro hacia el siglo II d.C. Tras fracasar en su intento de pasar a África, se acabaron dirigiendo hacia la Galia donde establecieron el reino visigodo de Tolosa. De aquí volverán a emigrar hacia la península ibérica, tras su derrota a manos de los francos en la batalla de Vouille (507) e instauraron el reino visigodo con capital en Toledo.

Los anglos y los sajones fueron dos de los pueblos germánicos procedentes de Europa septentrional que se establecieron en la Inglaterra romana y dieron lugar a los anglosajones.

Los francos eran una tribu germánica originaria de Westfalia y de la Baja Renania. A mediados del siglo IV se convirtieron en federados de los romanos, y a partir del año 420 comenzaron una política expansiva logrando apoderarse de las provincias romanas ubicadas en la Galia.

Los suevos, vándalos y alanos en el año 409 penetraron en Hispania, atravesando el Pirineo occidental y asolaron todo el norte peninsular.

Los ostrogodos fueron un pueblo germánico procedente de la división que sufrieron los godos en el siglo III. Se establecieron al este del río Dniéster, en las tierras alrededor del mar Negro. Hacia el 488 atacaron el norte de Italia y se establecieron en Rávena.

Justiniano ofreció a los godos un generoso acuerdo: el derecho a mantener un reino independiente en el noroeste de Italia, pero a condición de que lo compensaran con un tributo consistente en la mitad de sus riquezas para el Imperio. Finalmente, tras ser derrotados por Roma, una minoría convertida al cristianismo sobrevivió en Rávena.