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1.4. Coexistencia pacífica 1962-1975

Tras la crisis cubana, se inició una coexistencia pacífica entre Estados Unidos y la URSS. Esta expresión significa que ambas superpotencias se resignaron a respetarse y a convivir manteniendo cada una sus respectivas esferas de influencia y países satélites. Aunque verbalmente los políticos occidentales seguían haciendo alarde de anticomunismo y los políticos soviéticos eran antiimperialistas, en la práctica los dos bloques se toleraban y no se hostigaban más allá de lo razonable. Esto sirvió, además, para mantener un status quo internacional que perduró durante los años sesenta y setenta. Los rasgos principales de esta coexistencia fueron:

a) Un diálogo permanente entre Estados Unidos y la URSS y un alto grado de estabilidad internacional.
 La tensión de la primera guerra fría disminuyó porque el diálogo entre ambas superpotencias se hizo permanente, lo que contribuyó a mejorar su mutuo conocimiento y comprensión, independientemente de lo que se afirmase en los discursos electorales o públicos. En 1963 se estableció un “teléfono rojo”, un teletipo que ponía en contacto directo al Kremlin con la Casa Blanca. Así mismo, fueron frecuentes los encuentros personales entre los máximos dirigentes de las dos potencias. Por último, avanzaron los acuerdos entre Estados Unidos y la URSS sobre control y limitación de las armas nucleares y estratégicas (acuerdos SALT).
La mejora de las relaciones entre ambos países estuvo relacionada, en gran medida, con la relativa estabilidad alcanzada en el panorama internacional. En la Conferencia de Helsinki (1972-1975) se reconocieron las fronteras creadas en Europa después de 1945. Por su parte, las dos Alemanias establecieron relaciones diplomáticas y España se abrió hacia los países del este. En algunos países de lberoamérica el ejemplo cubano fue imitado por diversas guerrillas, a veces armadas o ayudadas por los soviéticos o por los cubanos. Sin embargo, EE UU promovió un sistema de dictaduras y contraguerrillas (lo que se llamó la “contrainsurgencia”) que impidió el contagio revolucionario. En África, los nuevos países independientes no se sumaron a la causa comunista. En general, las antiguas potencias coloniales controlaban la situación y EE.UU. y la URSS consideraban a este continente de interés secundario. En Oriente Medio, una zona muy conflictiva, se estableció un peculiar statu quo consistente en que Israel recibía armamento y apoyo de EE.UU., y los países árabes (Egipto y Siria), lo recibían de la URSS. Solo en Extremo Oriente el conflicto de Vietnam enfrentaba abiertamente a los comunistas con “el mundo libre” defendido por EE UU.

b) La aparición de movimientos de rebeldía y contestación contra el liderazgo de la URSS: China y la Primavera de Praga.

Estados Unidos y la URSS no dejaron de liderar sus respectivos bloques, pero en esta época comenzaron a surgir movimientos de protesta que ponían en tela de juicio la legitimidad de su poder y, en definitiva, rechazaban la bipolarización del mundo, que empezaba a verse como algo obsoleto. En el bloque comunista, el caso más evidente fue el de la China de Mao Tse Tung, que comenzó a alejarse ideológicamente de la URSS entre 1960 y 1962. Según los dirigentes chinos, su comunismo seguía la línea leninista revolucionaria de una forma más auténtica que la “aburguesada” Unión Soviética. De las disputas ideológicas se pasó a la rivalidad política y militar, convirtiéndose China en una potencia nuclear y en una nueva amenaza para la URSS. Estados Unidos no tardó en acercarse al régimen de Mao: el presidente Nixon visitó China en 1972.
El que en China se siguiera una línea independiente de la URSS dividió de forma definitiva al movimiento comunista internacional. Los partidos comunistas de cada país creyeron que tenían derecho a establecer sus propias políticas y a no depender de Moscú. En el este de Europa tales intentos fueron reprimidos por las armas. Así, cuando el Partido Comunista de Checoslovaquia amenazó con realizar reformas democráticas desobedeciendo las “sugerencias” de Moscú, los tanques del Pacto de Varsovia entraron en Praga y restablecieron la situación anterior (agosto de 1968). En los países occidentales la desobediencia de los partidos comunistas hacia la URSS fue manifiesta, produciéndose una fuerte crisis en el movimiento comunista, que se dividió entre prosoviéticos y eurocomunistas.

Geohistoarteducativa (CC BY-NC-SA)

c) La aparición de movimientos de rebeldía y contestación contra el liderazgo de Estados Unidos: la Guerra de Vietnam.

En el bloque occidental fue la Francia de De Gaulle, en los años sesenta, la que adoptó más claramente una postura antiestadounidense. Se convirtió en una potencia atómica y criticó la estructura de la OTAN, mientras pedía mayor independencia de acción. Las revueltas del 68 en las universidades occidentales, especialmente en las estadounidenses, así como los movimientos pacifistas, criticaron el tipo de liderazgo mundial ejercido por Estados Unidos y, concretamente, su implicación en la Guerra de Vietnam (1965,1975). Este conflicto fue universalmente criticado y originó en EE UU una grave crisis de confianza sobre su capacidad para liderar el mundo. En Indochina, tras los acuerdos de 1954, Estados Unidos sustituyó en la práctica a Francia, la 

antigua metrópoli, proporcionando ayuda económica y militar  a los nuevos estados de Camboya, Laos y Vietnam del Sur, que habían surgido frente al comunista Vietnam del Norte, el cual contaba con el apoyo de China y de la URSS. Sin embargo, los regímenes políticos apoyados por EstadosUnidos, especialmente el survietnamita, se mostraron incapaces de derrotar a las guerrillas comunistas que comenzaron a surgir en toda el área (el Vietcong en Vietnam del Sur, el Pathet Lao en Laos). Esto llevó a EE UU a intervenir en la zona enviando tropas de forma creciente a partir de 1965.  

La intervención militar estadounidense, que en algunos momentos llegó a superar el medio millón de hombres, no pudo lograr una victoria decisiva sobre los norvietnamitas. Pese a sus esfuerzos, los estadounidenses se vieron obligados a abandonar Vietnam en 1973. Con ello dejaron paso al triunfo comunista, tanto en Vietnam, unificado bajo este régimen, como en Laos y Camboya, en 1975.

El conflicto de Vietnam no sólo supuso una derrota militar y política, sino un desprestigio muy importante para Estados Unidos. Los países comunistas lo interpretaron como un signo de debilidad; para el Tercer Mundo la Guerra de Vietnam fue una vulgar guerra imperialista; y los supuestos aliados occidentales la criticaron. En el propio EE UU la intervención en Vietnam suscitó una espectacular oposición que afectó a su tranquilidad interna

Consecuencias Vietnam
Geohistoarteducativa (CC BY-NC-SA)

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